El Rosario Bíblico Meditado tiene su inspiración en la forma en que este se rezaba en la edad media occidental entre los años 1425 a 1525. En aquellos tiempos era costumbre recitar un pequeño pensamiento o meditación sobre la vida de Jesús y María antes de rezar cada una de las avemarías. El Rosario Bíblico Meditado sigue esta manera de rezar el rosario. Toma su nombre del hecho de que casi en su totalidad las meditaciones proceden de las Sagradas Escrituras. Su principal característica es que en él las meditaciones están ordenadas de tal manera que con cada cuenta del rosario se va desarrollando paso a paso el contenido del misterio en cuestión. Es por tanto, una forma fácil de mantener la presencia de cada misterio al tiempo que se van desgranando cada una de las diez avemarías.
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En esta versión se han incluido meditaciones para considerar los nuevos misterios de la vida pública de Jesús o misterios luminosos propuestos por S.S Juan Pablo II en la Carta Apostólica «Rosarium Virginis Mariae« (16/10/2002).
A propósito de la conveniencia y oportunidad de introducir este nuevo bloque de misterios, escribe el Papa en ese mencionado documento:
«De los muchos misterios de la vida de Cristo, el Rosario, tal como se ha consolidado en la práctica más común corroborada por la autoridad eclesial, sólo considera algunos. Dicha selección proviene del contexto original de esta oración, que se organizó teniendo en cuenta el número 150, que es el mismo de los Salmos.
No obstante, para resaltar el carácter cristológico del Rosario, considero oportuna una incorporación que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión. En efecto, en estos misterios contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como revelador definitivo de Dios. Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias. Durante la vida pública es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz: «Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo» (Jn 9, 5).
Para que pueda decirse que el Rosario es más plenamente ‘compendio del Evangelio’, es conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz). Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria.» (Op. cit. 2, 19)
Atendiendo a lo anterior expuesto y frente a la ordenación tradicional, los misterios en este Rosario Bíblico Meditado están ordenados siguiendo esta nueva propuesta: 1) misterios de gozo ; 2) misterios de luz; 3) misterios de dolor; 4) misterios de gloria. Queda claro que la consideración de los nuevos misterios de la luz no es obligatoria sino una sugerencia que se deja a la libre decisión de cada cual. En este sentido, cada bloque de misterios incluye los días en que debe rezarse siguiendo tanto la forma tradicional como la nueva.
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